QUEDATE QUIETO, NO LLORES, PORTATE BIEN

Tres típicas frases dirigidas a los chicos, ¿te suenan? Seguramente las dijiste más de una vez. No te preocupes, yo también. Pero si lo pienso bien me doy cuenta de que decirles este tipo de cosas es lo mismo que decirles "no seas niño". Ridículo y antinatural. Los chicos no saben quedarse quietos, esto está en su naturaleza. También lloran por naturaleza pero ademas porque, a veces, no logran comunicarse de otra forma o porque los adultos no los escuchamos. Portarse bien, para ellos, es justamente no mantenerse quietos por demasiado tiempo, llorar cuando necesitan algo profundamente, tocar, mirar, descubrir, explorar, probar, expresarse. Nada más libre que ellos. ¿Por qué a veces nos empeñamos en no dejarlos ser niños?

Las veces que tuve que subir a un avión con un hijo o dos sufrí de antemano. Que no griten cuando el avión despega, que no molesten al de al lado, que no se peleen, que no anden corriendo por los pasillos. Quedate quieto, no llores, portate bien. La mirada ajena pesa un montón, el qué dirán muchas veces se convierte en el peor enemigo. En ese tipo de lugares públicos encuentro gente que no conoce de empatía, que no sabe ponerse en el lugar del otro y que juzga. Algunos no tuvieron hijos, otros los tuvieron y se olvidaron. Son pocas los que sonríen y los que están dispuestos a ayudar. No me gusta el chico maleducado -esto sí que no está en su naturaleza- ni los padres que no ponen límites. No hablo de dejarlos ser salvajemente sin ordenarlos, enseñarles y educarlos. Pero hay una realidad y es que no podemos ir en contra de la naturaleza. Entonces un día subí a un avión y pedí disculpas por anticipado aunque después los chicos ni se hayan sentido. Me atajé, hablando mal y pronto. Pero desde hace un tiempo que no me preocupa la mirada ajena cuando estoy con ellos, y no sabés lo bien que se siente. Son chicos educados y respetuosos, pero no dejan de ser chicos. Entonces se ensucian la ropa cuando comen helado, se manchan las manos cuando pintan, se ponen inquietos cuando están aburridos y se caen cuando trepan. Corren cuando todos están parados y, a veces, gritan, cuando hay silencio. Se ríen fuerte, dicen lo que piensan y hacen lo que sienten. Tienen unas inmensas ganas de aprender y de conocer el mundo con su vista, su olfato, su tacto, su gusto y su oído. Cuando lo pienso así me da pena todas las veces que dije quedate quieto, no llores, portate bien.

Con el tiempo comerán menos helado (bueno, depende), dejarán de pintar a diario y perderán esa energía vital e inacabable de los niños. El tiempo hará que les aburra trepar y que si nadie corre entonces prefieran no correr. Cuando nadie habla, van a empezar a preferir el silencio. Ya no será tan común decir lo que piensan y hacer lo que sienten. Ese día se habrán convertido en adultos domesticados, aquellos que aprendieron a vivir en sociedad y a los que les pesa la mirada del otro. Pero, yo digo, mientras tanto, ¿qué tal si los dejamos ser niños?




Comentarios

Entradas populares